martes, noviembre 26, 2013

"La leyenda del Arlequín"



"La leyenda del Arlequín"

   En un mundo, donde la gracia de ver al prójimo como alguien que pueda contribuir a hacer tus días cada vez mejor, donde el amor brota por la piel sin miedo a manifestarlo y donde la esperanza que irradia una sonrisa; han quedado totalmente extintos, a tal punto de convertirse y ser considerados una leyenda, el mito más remoto de la historia de la humanidad; oculto en lo más recóndito de la desolación y la crueldad.
   Allí en ese mundo oscuro y espurio es donde encontré una pequeña luz.
   Una llama a punto de ahogarse por la debilidad; a través del dolor pudo encontrar, tal vez, el último soplo; un aliento para que no terminase por sucumbir por siempre.
   Mi Alma…
   Ahogada por el costumbrismo y las leyes sin sentido; de una sociedad estéril, cual estanque donde el agua jamás se renueva; me atreví a introducirme a lo incierto de terminar con tanta agonía.
   ¡Cuánta osadía la mía!
   Las miradas jamás lo habrían comprendido; solo habrían sentenciado, con aires de grandeza y completa pureza, la carencia de mi cordura que el colectivo califico como indispensable.
   ¿Indispensable para qué?
   Para “adecuarse” a lineamientos estrictamente tiránicos y represivos, donde la muerte emocional y la censura son los que dictaminan cada movimiento y a cada ser.
   ¿Por qué tanta restricción?
   ¿Qué era lo que no debía exponerse?
   ¿Cuál era el motivo por el cual nos prohibieron, desde niños, sonreír honestamente?
   “Solo para usos sociales de falsa cortesía”…
   ¿Por qué nos impedían tener espejos?
   En un mundo donde la vida se encontraba constreñida a modismos automáticos, preestablecidos caprichosamente, tendientes a socavar la libertad y donde hablar de sentimientos e ideales; se habían convertido en los mayores tabúes.
   La única respuesta que pudo socorrer mi desencanto ante esa realidad, fue el deseo de adentrarme a un sueño eterno.
   En cuanto sentí que era el momento justo para lograrlo, un reto mayor irrumpió en mi plan.
   Y como el mayor del los misterios, tanto o más que el origen del universo, apareció la puerta que abría paso hacia la libertad.
   Ese ser no me salvo de la muerte, no.
   Esa luz me revivió.
   Detrás del espejo en su mundo paralelo, rompió las cadenas que me ataban a una ruina circular.
   Con sus destellos del todo y la nada a la vez, supo mostrarme el mundo tal como es.
Sano las heridas crónicas y el dolor que hacía tiempo arrastraba; con su pequeña luz, que emergía con el curvar de la comisura de sus labios.
   Su rostro cubierto de magia hacían resaltar lo asombroso de su ser, con los tiques mas burlescos, casi como un guiño a los defectos y las desgracias.
   Sin pensarlo me entregue a él y a su insensatez. Y mi destino tomo otro rumbo, uno que jamás esperaría.
   Hoy divago por horizontes de eterno resplandor sin penas ni culpas por ser lo que soy.
   Todo comenzó esa noche de desencanto y ahogo de mi alma, a milésimas de llegar a su fin. Al borde del abismo. Sin honores y glorias, ni avisos apareció.
   Entonces la leyenda cobro vida frente al espejo. El “Arlequín” vino para cambiar el rumbo de mi destino para siempre.




(Prólogo de "arlequín")



















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